Después del desayuno de Iglesuela del Cid, nos dirigimos hacia Morella por el puerto de montaña, atravesando el parque eólico.
Los vecinos adornan sus calles usando papel rizado y crean tapices y esculturas muy elaboradas. Cada calle tenía una temática distinta. La de la foto, estaba dedicada al cine y la animación.
Cuando paseas por sus calles, lo más típico que te encuentras son tiendas de artesania y embutidos. Yo recuerdo decir a mi abuela, que era muy típico ir a Morella y comprarse un jersey de lana, de esos bien gruesos. Es normal, en invierno allí hace un fresquito...
A mi me llamó la atención los maceteros de rasca y pica. Y una carniceria que tenia una cecina enorme, lo que pasa es que la foto no se ve bien.
También habían anillos, collares, pasadores para el pelo, etc., hechos de madera de olivo. La madera de olivo tiene unas vetas y un color que a mi me parece muy bonito.
Nos acercamos a ver "Les dansses", que recorren parte del pueblo. Cada gremio interpreta una danza, creo que tienen origen medieval, pero no lo puedo asegurar. A mi me encantarón los gigantes y los cabezudos.
Después de mucho andar por el pueblo, decidimos subir al Castillo. Para entrar atraviesas un antiguo convento, y después ya subes a la fortificación.
El camino es un poco duro, para subir con calma. Y en la parte de arriba hay una especie de museo con maquetas de la ciudad, fotos aéreas y historia de los personajes más relevantes que vivieron en Morella.
Las vistas desde arriba son muy bonitas, vale la pena ir.
Después de Morella, nos fuimos a Teruel. De camino paramos en Cantaviejas y Mirambel.
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